La Embajada
Argentina en Chile celebró por tercer año consecutivo el Día Mundial del Malbec
con una degustación de la cepa insignia en la Residencia Oficial.
“Siempre es un orgullo homenajear en esta
tierra hermana al Malbec, emblema de nuestro país a nivel mundial”, afirmó el
Embajador Ginés González García durante el evento.
Este año la
celebración contó con la participación de las bodegas O. Fournier, Finca
Flichman, La Linda, El Zorzal, Catena Zapata, Luigi Bosca, Renacer y Callia
Magna, presentado por el Instituto Nacional de Vitivinicultura. Asimismo, se
pudieron degustar especialidades argentinas y quesos importados de la marca
Santa Rosa. La velada contó con un show de tango y folclore.
Al evento
asistieron personalidades del sector, importadores, distribuidores, miembros
del cuerpo diplomático y medios especializados.
En paralelo
al festejo efectuado en Santiago
, se realizaron degustaciones en más de 50 representaciones alrededor del mundo, destacándose los llevados a cabo en Nueva York, San Pablo, Londres, Shanghái y Mendoza.
17 de abril, Día Mundial del Malbec
El origen
del Malbec se encuentra en el sudoeste de Francia. Allí se cultivaba este cepaje
con el que se elaboraban vinos denominados “de Cahors” por el nombre de la
región, reconocidos desde los tiempos
del Imperio Romano. Estos vinos se consolidaron en la Edad Media y terminaron
de fortalecerse en la modernidad.
El Malbec
fue traído de Francia a la Argentina en 1853 por Michel Aimé Pouget
(1821-1875), un ingeniero agrónomo que fue contratado por el presidente Domingo
Faustino Sarmiento para ejecutar la Quinta Agronómica de Mendoza.
Siguiendo el
modelo de Francia, esta iniciativa proponía incorporar nuevas variedades de
cepas como medio para mejorar la industria vitivinícola nacional. El 17 de
abril de 1853, con el apoyo del gobernador de Mendoza, Pedro Pascual Segura, se
presentó el proyecto ante la Legislatura Provincial, con vistas a fundar una
Quinta Normal y una Escuela de Agricultura. Este proyecto fue aprobado con
fuerza de Ley por la Cámara de Representantes, el 6 de septiembre del mismo
año.
A fines del
siglo XIX y de la mano de los inmigrantes italianos y franceses, la vitivinicultura
creció exponencialmente y con esta, el Malbec, que se adaptó rápidamente a los
diversos terruños que proponía la geografía argentina donde se desarrolló,
incluso, mejor que en su región de origen. De esta forma, con el tiempo y con
mucho trabajo, se perfiló como uva insignia del país.
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